A Gloria Anzaldúa,
por inspirar en su conciencia fronteriza de mestiza
por un altar con Coatlicue, Coyolxauhqui, Ixpoliuhqui y Nanã
Sentipensar la discapacidad en Abya Yala nos invita a reconocer que estamos atravesados por una herida colonial capacitista (Pino Morán y Tiseyra, 2019; Rojas Campos, 2019; Ferrari, 2020). Abya Yala es una toponimia que revitaliza una antigua palabra sabia del Pueblo Kuna, hermanos mayores de Colombia-Panamá, cuyo significado es "tierra en plena madurez", "en florecimiento" o "tierra de sangre vital". El intelectual Arturo Escobar (2017) introduce la expresión Abya Yala/Afro/Latino/América para hacer tartamudear los lenguajes coloniales.
Para todos los territorios, saberes, lenguas y cosmovisiones indígenas ancestrales, la discapacidad es una categoría exógena. Desde la conquista y colonización de Abya Yala en el siglo XV hasta los tiempos pandémicos del siglo XXI, se han traído e impuesto las invenciones modernas, mecanicistas, occidentales, coloniales, patriarcales, racistas, capitalistas, capacitistas. En su pretensión mezquina de universalidad, neutralidad, imparcialidad y objetividad, han menospreciado e inferiorizado la diversidad epistémica sobre la discapacidad en la Tierra 3.
Danzando hacia un horizonte de transiciones civilizatorias, algunas de nuestras militancias e investigaciones vienen insistiendo en la vitalidad de cooperar con la recuperación, revitalización, dignificación y visibilización de los saberes indígenas ancestrales en torno a la discapacidad en Abya Yala. Una defensa radical de la diversidad epistémica planetaria con las epistemologías del Sur está guiando nuestro sendero. En este trabajo, los relatos de origen y los conceptos propios en lenguas ancestrales, tensionan, expanden y complejizan los paradigmas gestados en la modernidad occidental del Norte global.
Hoy sobreviven más de 800 pueblos indígenas que hablan más de 500 lenguas originarias (CEPAL y FILAC, 2020). En Abya Yala hemos padecido el epistemicidio de cientos de saberes y lenguas originarias durante los últimos cinco siglos. Todas contenían saberes fundamentales para prolongar la vida en armonía. Para nosotras es incuestionable que en esa infinita diversidad existieron conocimientos referidos a lo que Occidente terminaría nombrando como discapacidad. Cada lengua es un parto de la Tierra; las lenguas son creaciones ecológicas para dialogar con todas las especies y seres vivos, de todos los mundos. No son exclusividad del humano. De los códices a las pinturas corporales se guarda secretos y claves para relacionarnos, interactuar, comprender, germinar. Las lenguas están tejidas con las memorias ancestrales, resuenan desde el primer aliento de vida, encuentran nuevos códigos, plataformas y modalidades. Son aliento, energía, vibración, redes, onda y partícula, fractal, holón 4.
Queremos invitar a la discapacidad, como constructo, categoría, personaje-energía, y como hija inventada de Occidente, a sentarse a mascar la hoja sagrada de coca y la willca, lamear 5 y ahumar tabaco, sembrarse en las entrañas de una montaña, dialogar con las serpientes, el cóndor y el águila, a celebrar todas las vidas. En México conversa a oscuras con el híkuri (peyote 6), vibra en la casa de sudor (temazcalli) y aúlla con los coyotes en el desierto. En Colombia canta y seña en una ceremonia amazónica de guadua (zikiɨ ráfue), vibra con la nuio (boa) y cosecha la yuca dulce (fareka). En Chile se acuna con los cantos de la machi (curandera), percute el kultrún (tambor ancestral) y aprende kimün (sabiduría) del pewma (sueño). Y así pudiera seguirse transmutando, mestizando y crisolando en todos los pueblos, naciones, comunidades, organizaciones y territorios indígenas ancestrales de Abya Yala 7.
Las lenguas ancestrales se interconectan multidimensionalmente con las leyes de origen, con abundantes rituales, con prácticas de crianza y educación propia, con procesos medicinales ancestrales, con luchas políticas, con ofrendas y defensas a los territorios, con coaliciones y alianzas con otros movimientos sociales, con la magia y los misterios de las divinidades de la Casa Común (Pacha Mama). Todas las lenguas resguardan dinámica y holónicamente la conexión con relatos orales de origen, con literaturas, oralituras y oralitegrafías 8, que todavía no hemos ubicado a un lado, no debajo ni detrás, de los grandes relatos coloniales y occidentales sobre la discapacidad (en toda su heterogeneidad). Situar al lado, circularmente, en espiral, serpenteando y aleteando. Poner a un lado, es decir, juntos, para que no exista una lengua dominante, sino lenguas cósmicas en una danza ininterrumpida.
Esta invitación cuidadosa, empática y solidaria también la extendemos a las personas y comunidades con discapacidad, aliados y activistas, estudiosos y académicos, políticos, organizaciones, pueblos, estados y otros seres vivientes. Desde esta minga, que es un encuentro de trabajo colaborativo, la discapacidad se desdobla, desfigura, transforma. No encontraremos equivalencias lineales y, a veces, serán escurridizas. Y ahí también nos asiste el misterio, la incógnita, lo desconocido. Es un llamado que transita por acercarnos a los relatos de origen y los conceptos endógenos o propios, como totalidades de otras cosmologías y cosmovisiones en la Tierra. Si bien no es la única invitación por vivirse en Abya Yala, decido enhebrar nuestro tejido desde el hilo y aliento de los ancestros. Déjese hilvanar; sea hilo de otro tejido que transmuta nuestras energías.
Las historias de antigua o relatos de origen son narraciones transmitidas oralmente que contienen lecciones y claves de relacionamiento para la interacción con las especies, las energías, los mundos, los seres vivos. Estos relatos son redes que sostienen vínculos fundacionales con el origen del cosmos y se conectan con la sabiduría de los ancestros, antes de la Conquista y los colonialismos. Mantener, cuidar y sostener la vida mediante esos hilos de aliento se convierte en un aporte fundamental a la comunidad terrestre planetaria, ombligándonos así con la Madre Tierra.
Quiero compartir algunos relatos de origen provenientes de tres sabidurías ancestrales: mesoamericana, amazónica y andina. No se pretende ninguna generalización ni universalidad. Los códices, los relatos orales, los vestigios arqueológicos, los petroglifos, las pinturas corporales, las simbologías y los tejidos, son hilos que nos vinculan con el aliento de los ancestros, son jágagɨaɨ-relatos antiguos 9. Acá, en lugar de mito o leyenda, como le gusta reiterar a ciertas tradiciones científicas, recuperamos este concepto ancestral amazónico para trenzar otras visiones de la discapacidad. Los jágagɨaɨ portan una intencionalidad pedagógica primigenia: aprender sanando mientras se narran. Aspiran a la totalidad de un mundo pluralizado. "Totalidad hace referencia a la ventralidad: el vientre que es uno y el mismo para todas. La esfera planetaria es la totuma a gran escala del vientre de la madre en estado de gestación" (Vivas Hurtado, 2016, p. 20).
Los jágagɨaɨ brindan fundamento a una ética cultural, a las leyes de origen de los clanes, mientras que otros géneros los ponen en práctica o reafirman. Asimismo nombran por primera vez los mundos y seres que lo habitan, los organiza, les dota de un territorio, de funciones, de haceres, sentires y poderes, siempre en mutua necesidad y complementariedad. Nadie existe solo, todo está tejido. "Es en el jagagɨ donde nacen los clanes, los ríos, los pozos, las cascadas, las plantas sagradas, los alimentos; donde se ponen a prueba las leyes morales, intelectuales, los órdenes ecosistémicos. Las virtudes sociales se fijan, se restringen o se modifican, según los comportamientos de los personajes, los cantores y los oyentes del jagagɨ." (Vivas Hurtado, 2016, p. 21). Son una práctica social, comunitaria, pedagógica; que es comunicada y compartida en espacios sagrados y en ceremonias. Y así, los jágagɨaɨ también revelan otras transformaciones que pueden asociarse a la construcción social de la discapacidad en la Tierra.
En la cosmovisión mesoamericana náhuatl el defecto y la deficiencia integran la dinamicidad de la vida, se expresan en el orden de la creación, en las divinidades y en todos los seres. Tezcatlipoca carecía de un pie, es cojo. El "espejo humeante" (tezcatl, negro; poctli, humo) es dios del cielo, la tierra y el infierno, de la memoria, la justicia. Se mueve más allá de las dualidades. En el relato de los soles, les cortó y puso las cabezas en las nalgas a los dos seres humanos que prendieron fuego y cocinaron peces en el Sol de Agua. También ha creado gigantes, de movimientos lentos y difíciles, habitantes de uno de sus mundos.
Nanahuatzin tenía llagas en su corporeidad. Es el dios cubierto de bubas, pústulas, llagas (nanahuatl, bubas, bubones; tzintli, diminutivo). Es el que se sacrifica en el fuego para transfigurarse en el Quinto Sol y el único capaz de desgranar el maíz. Xólotl es el dios de los monstruos, las deformidades, de las enfermedades deformantes (xólotl, gemelo, paje, animal). Tiene un pie torcido, plegado; se transforma en maíz, maguey, pez. Es representado como un perro sin pelo con patas torcidas, protege al Sol en el inframundo durante la noche. Es gemelo de Quetzalcóatl (serpiente emplumada). Tlazoltéotl tiene las manos torcidas (tla, prefijo; zolli, inmundicia; téotl, divino), diosa comedora de las suciedades, transmutadora de las transgresiones.
Los huehuetlatolli 11, "palabras de los antiguos", que son jágagɨaɨ, nos permiten viajar en las alas del quetzal y sumergirnos en el río del amanecer, monaiya namani, río Amazonas.
Ero káɨmakɨ. Escuche, mi gente! De Komɨmafo, hueco del origen, comenzaron a salir las primeras personas, a quienes Jitóma, el sol, y Kécha, su hermano, les cortaban sus colas. Al amanecer se bañaron en úigoji, un lago, y observaron que algo culebreaba. Todas se preguntaron: ¿mɨka? (¿qué es?), mɨnɨka (¿qué es?), nɨpóde (¿qué es?), y búe (¿qué es?). Así nacieron las lenguas que se preguntan por la vida: son partos de la Tierra. Después crearon los utensilios, cazaron el animal serpenteante (ágaro núiyo), la cocinaron y comieron en hojas. Todas se alimentaron menos uno que no estaba, así que cuando llegó, ya la comida se había acabado. Aquel iba lamiendo las hojas. Unékɨ iya metade: Y lamió la hoja donde había una avispa. Ie íɨfena máiga: Esta lo picó en la lengua. Dɨnori jɨáe úai komuide: Así se originó otro idioma. Yótauai, gogodɨno komuiya jiyákɨ: una lengua difícil, el origen del tartamudeo.
En otro tiempo, fɨedamona, fundador de la gente fɨereieɨ, era un buen cazador y curaba con plantas. Al asesinar por error a su primera esposa, los cuñados le pusieron poder en un zumo de ají que se aplicaba por la nariz, lo que le llevó a la locura. Lamía ambil mientras deambulaban con su hijo por la selva hasta llegar por una sabana al hueco del origen; allí se encontraron con las gentes árbol. Con sus poderes y habilidades pudo salvarles de un ser destructor que los devoraba, el señor de los vientos helados. Jitɨruni, jefe del clan, en agradecimiento, le curó. Después, en una cacería de alimento, jitɨruni terminó asesinando al hijo de fɨedamona. Al volver, este se puso a llorar, y transformó a su hijo en un mico maicero para que las nuevas generaciones le vean en el monte. Para consolarlo, jitɨruni le propuso que se casara con su hermana, aquella que al caminar cojeaba y era fea: ñuite yofikeide yɨɨde jeareide. Ella lo invitó a bañarse al río, pero el espíritu protector de fɨedamona le decía que lo hiciera más tarde. La mujer se sumergió en el agua y desapareció. El agua hervía, de pronto algo apareció flotando, era el cuerpo de la mujer transformado en mico perezoso, y después en moneiyeikono, mujer del amanecer; ella nombró a ese río como moneiyei (río del amanecer). Luego se fueron juntos a su nueva casa.
Una vez más el aliento antiguo nos sumerge en la aprendencia de la transformación: con la avispa, las plantas, en el agua, siempre en un diálogo ecosistémico. Y como estamos tejidos a la Tierra, nos movemos por la gran cordillera hacia el sur del wall mapu: la tierra circundante.
Canillo significa persona que no se llena. Es un niño que no crecía, solamente se arrastraba, no hacía nada, era dañino. Sus padres se preocupaban porque se comía todo lo que había en casa. Una noche escondieron el alimento, y Canillo creció hasta alcanzarlo y luego volvió a decrecer como un niño. Ante la incomprensión y temor, sus padres lo lanzaron a un lago, allí se transformó en un ganso y luego en un roble desbordando las aguas. Las machis (sabedoras) de ese tiempo sacaron a Canillo con machitunes (ceremonias) y le transformaron en una piedra. Se asocia a Canillo con los territorios del volcán; se manifiesta como trueno, fuego, a veces generando hambruna, sequía, calores incontenibles. Es fuerza desbordada, desatada.
Y así, siendo gente de la tierra, seguimos navegando en caleuche, esa nave viajera, que en lengua mapudungun proviene de kalewtun, transformar, y de che, gente. Y al navegar rememoramos que los jágagɨaɨ están vivos cuando los activamos como hilos de nuestra colectividad mestiza, escurridiza, fronteriza. Cada hilo nos sumerge en otros mundos, en otras dimensiones de inter-retro-alimentación de energías.
Y así mismo nos ocurre con los hilos que vienen trenzados a las palabras nativas o conceptos propios, en su dimensión de significados profundos de vida 14. En Abya Yala contamos con algunos trabajos pioneros que pueden alimentar el tejido común en el Sur Global. Este enhebrar de transformaciones revitaliza el tein ki pia kokolisme en náhuatl (Brogna, 2018), o el määt jääyëjjy jääy y pääm jääy, en ayüük jääy de México (Romualdo Pérez, 2019); el aɨdaɨza, murui muina-mɨnɨka, en Amazonas, el baa wa wa/jai wa wa en êbêra eyábida, en Antioquia (Yarza de los Ríos, 2020) o el sat´we wesh/usha´we wesh en nasayuwe del pueblo nasa, en Cauca, Colombia (Medina, Monsalve y Osorio, 2015); o pörämbá en tapiete, o el ikavia oá en guaraní, en Salta, Argentina (Fontes, 2014). Les invito a conocer las traducciones interculturales y los significados de vida en cada uno de estos y de otros trabajos. En cada mundo nativo de Abya yala hay palabras antiguas y también experiencias, prácticas y sabidurías que ahora es el momento de volver a escuchar con el corazón, en altares de cuidado y guardia.
En este entrelazamiento ancestral no se sugiere una teoría por cada concepto ancestral ni asimilarlos a las teorizaciones exógenas. Tampoco interesa contrastar linealmente con la historia de la discapacidad en Occidente. Siendo incógnita y misterio, es prudente sabernos frente a una inmensidad desconocida, incierta, turbulenta y caótica. Algo o mucho de nuestras –supuestas- certezas debemos hacer a un lado y dejarnos atravesar por la magia de lo milenario que ha sido subyugado, que nos ha sido arrebatado y sepultado. Sabemos que otras visiones han emergido, y en su singularidad, complejidad y profundidad, creemos que es tiempo de otras historicidades plurales en Abya Yala, en traducción intercultural, y acá hemos aprendido que se comienza retornando a los ancestros. Entonces, en estos jágagɨaɨ percibimos una hebra común orientadora de la vida: narran una ecología de la transformación. Espero que cada historia de origen les haya permitido recordar ese otro paradigma ecosistémico. Y con toda esperanza, las más de 500 lenguas indígenas nos expandan al infinito ese aliento y tejido de los ancestros en discapacidad.
Desde Abya Yala, en diálogos colaborativos y tensiones creativas con otros sures globales, estamos extendiendo y complementando los paradigmas o visiones sobre la discapacidad en la Gran Madre Tierra. Nuestras comprensiones requieren urgentemente de las cosmologías ancestrales. Bien sea con los mundos mesoamericanos, amazónicos, andinos, maori, hopi, yaqui, apache, creek, entre muchos otros, el misterio, la magia y el reencantamiento nos pueden expandir, y permitirnos dialogar intercultural y decolonialmente en este tiempo desafiante en que nos encontramos entre una catástrofe irreversible (ad portas de una sexta extinción masiva) y unas nuevas esperanzas planetarias (que se concretan en múltiples guías y posibilidades).
Los huehuetlatolli, jágagɨaɨ, nütram, como hilos y alientos de los ancestros, abren otras praxis en los estudios críticos en discapacidad, y en las luchas planetarias por la justicia epistémica, social y ecológica. Todos son acariciados y guardianados por Coatlicue, la madre divina azteca, al lado de Coyolxauhqui, diosa de la luna, Ixpoliuhqui y Nanã. 15. Mientras tanto, con Gloria, levantamos altares para que una nueva conciencia cósmica emerja junto con la celebración de las transformaciones de la vida, con todas las vidas.